
El Six o’Clock Tea siempre hace desfilar la moda en las embajadas. En esta edición, fue la de España la que se convirtió en una pasarela para los grandes modistos convocados por Carminne Dodero, la organizadora del evento.
La residencia le abrió sus puertas a los diseñadores nacionales Javier Saiach, Pía Carregal, Caro Sosa, Antonia Couture, Sisters Solnicki, Juan Vitto, Tatschke y Julieta Peña para hacer gala de lo fashion.
El cierre estuvo a cargo de la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, que tiñó de colores vibrantes y siluetas llamativas la glamorosa tarde. La española presentó su colección Primavera/Verano 2018, en la que propone grandes volúmenes: pliegues y volados salidos de un mundo aparte, de un sueño.
Utilizando patrones completamente nuevos e inquietos, Agatha no se aferró a los moldes, ni a los estampados ni a los iconos clásicos de su marca. “Es una colección muy Agatha pero hay menos corazones. Es un homenaje a Cristóbal Balenciaga, que ha sido el gran maestro español y el mejor diseñador de la historia”, explicó.
Sin duda, son prendas sublimizadas en piezas de arte, en construcciones, en sinfonías abstractas, en estructuras imposibles, en esculturas andantes, en alegorías metafísicas, Justamente, reflejan el pensamiento de Balenciaga de que “un modisto debe ser arquitecto para los planos, escultor para formas, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo en el sentido de la medida”.