En esta película Nicolas Cage debe interpretarse a sí mismo en una etapa que él ya transitó en la vida real: estar en un momento de su carrera donde ya no lo buscan, y no tiene más opción que aceptar papeles menores para pagar las cuentas. Así es cómo cae en Mallorca para el cumpleaños de un traficante de armas y drogas.
Por Brenda Gil Gorrías
La idea de un actor interpretándose a sí mismo, desde ya, no es ninguna novedad. Y ver a Nicolas Cage haciendo de Nicolas Cage precisamente no me atraía por dos principales motivos: no soy su fan, y sus últimas películas, a mi parecer, dejan mucho que desear. Pero ver el tráiler me hizo cambiar de opinión y fui al cine. Y en un giro como los de la pantalla grande terminé considerándola una de las comedias más divertidas del año.
En este film Cage es un actor desesperado por volver a ser una estrella, está harto de perseguir a los directores para conseguir un buen papel y como tiene muchas deudas se ve obligado a aceptar una oferta de un millón de dólares para viajar a la isla de Mallorca y asistir al cumpleaños de Javi, un excéntrico multimillonario (Pedro Pascal) que es su fan e incluso tiene una estatua de cera a tamaño real del actor en su mansión. El único problema es que se dedica al tráfico de armas y drogas, sin saber que la CIA está tras él. Y nada mejor para los agentes que contactar a Cage para que haga de informante.
El protagonista se va a ver obligado a estar a la altura de su propia leyenda para salvarse a sí mismo y a sus seres queridos. Con una carrera construida para este preciso momento, el actor ganador de premios debe asumir el papel de su vida: Nick Cage, y convertirse en un héroe de verdad.
Con una irreverente versión rejuvenecida de Cage que hace referencias a su filmografía, y que también oficia de voz de su conciencia alimentando a la parodía, El peso del Talento es una sátira al propio actor -que se muestra neurótico y lleno de ansiedad- pero también a Hollywood y, a su vez es una original comedia policial, con mucho humor y hasta conmovedora.
¿Por qué vale la pena verla?
Por su ingeniosa metanarrativa, por la química entre Cage y Pascal que los convierte en una dupla memorable, y porque Nicolas interpreta con alma, y corazón a un personaje a la altura de los de sus hits de taquilla, pero con otro estilo: abrazando los convencionalismos de una típica película de acción y riéndose de sí mismo. Ese es el maldito Nick Cage.